jueves, 14 de mayo de 2015

Curso guiado o autodidacta?



El primero de los mazos de tarot que tuve y usé fue el Egipcio de Kier. Lo agarré por casualidad, y hacia modelos de tiradas de 21 cartas con el librito en mano, y podía decir cosas increíbles que dejaban boquiabiertos a todos los que me consultaban (a modo de juego y experimento). Obviamente que no entendía nada de lo que estaba haciendo, sin el libro no era nadie y no veía nada en las cartas del Egipcio de Kier que yo pudiera comprender por mí mismo.  

Pasaron muchos años hasta que yo volviera a tocar un tarot. Ni recuerdo como empecé a buscar en internet información, pero di con varios blogs, con páginas, con grupos de face y me interesé, conseguí un mazo tipo Rider, y bajé de internet cuanto compendio de tiradas, interpretaciones de arcanos, y delirios varios hubiese. Armé un libro de tarot compilando toda la info que había obtenido, toda de autores distintos quienes no conocía y no podía juzgar como buenos o no. Simplemente bajaba los textos que me gustaban, los que tenían las redacciones más interesantes a mis ojos.

Bien, problema en puerta en 3, 2, 1.

Si sos autodidacta como yo fui, te encontraste con los siguientes problemas GRANDES:

¿Lees derechas o invertidas?  La mayoría lee de ambas formas, entonces bien: Diablo derecho suele ser visto como “malo” por todos, pero invertido sería: ¿malísimo, arrepentido, bueno? Nadie se pone de acuerdo, lo mismo pasa con cartas como la Luna, la Torre, el 10 de espadas, y todas las cartas que hablan de los procesos más penosos del ser, no hay un acuerdo claro de como leerlas invertidas.

Algunas como el Loco son tan conflictivas que ni sabemos claramente como leerlas en las dos posiciones: se llama “El Loco” pero muchos hablan de ella sin nombrar nunca a la locura.

La imagen es alarmante, no es mejor que el 9 de espadas con la mujer llorando en la oscuridad: es un hombre que no se da cuenta que está a un paso de caer al vacío y morir. ¿De dónde sacan que es un tipo alegre, divertido, sin ataduras?

Yo lo veo con su ropa rota, con el palo donde lleva la bolsa (como “el Chavo del ocho”) y pienso que si fuera alguien que camina por la calle hoy, el loco sería un pordiosero, un mendigo acompañado por un perro de la calle. ¿Dónde está la libertad en la locura, en la pobreza? Ambas son privaciones, de la sanidad, de la coherencia, de los recursos y de la seguridad económica. Ni hablar de leerla invertida. Yo leía al loco como una experiencia agradable, libre e inocente. Yo lo veía así. La experiencia tirando las cartas me demostró que estaba equivocado.

Como autodidacta me di cuenta que todos los cinco (de bastos, copas, oros y espadas) hablaban de situaciones feas y problemáticas y  en todos los ases se hablaba de un inicio. Comprendí que había una relación entre el número y el palo. No me daba el cuero para avanzar más. Los estudié de memoria… el señor del éxito, del dominio, de la ruina, "la noche negra del alma", ¿el que se roba las espadas es el seis? ¿el siete?... es fácil acordarse de los primeros cinco arcanos menores de cada palo, y te acordás alguno suelto de los otros, pero no te acordás de todas las figuras y menos las comprendes. ¿El Marsellés? ¡Ni loco! Ya sos dependiente de la escena que muestra el Rider.

Modelos de tiradas?. Te podés volver loco. Hay cientos de versiones de “la cruz celta”, la “tirada gitana”, etc. Yo aprendí tiradas donde colocaba las cartas que hablaban de pasado a la derecha, y las del futuro a la izquierda. ¿Con cuál sentido? ¡Con ninguno! Ni en la escritura occidental, ni en Grafología, ni en nada tiene sentido colocar hacia adelante, lo que ya pasó, y lo que va a venir, atrás. Yo simplemente repetía un criterio claramente erróneo de armado del diseño de la tirada.

Yo podía leer igual, pero era un operador mediocre de las cartas. No subestimemos al Tarot. Entonces es difícil creer que se puede comprender ese misterio por chusmear cuatro blogs de internet y comprar un libro o diez.

¿Cómo se aprendía a leer las cartas antes del internet y los libros, y los videos? Por el boca en boca, por tradición. Necesariamente tenías un maestro, alguien a quien preguntarle tus dudas, consultarlo. Te podía dar información acertada o errada, igual que un blog, pero era la fuente directa de la información, podías repreguntarle. Con el libro estas solo. Son páginas escritas con información inamovible. Al maestro le podés consultar  y cuestionar, y preguntar y repreguntar. Si es buen maestro lo descubrirás fácilmente; eso sí, necesitas un poco de inteligencia y de humildad: tenés que comprender que el rol del discípulo o del alumno te pone en el lugar de quien busca aprender, y que el maestro o docente está en el lugar de quien tiene algo para enseñarte, aprendió a hacer algo que vos querés hacer. Y encima el docente aprendió a enseñarte. Por eso podés ser un excelente tarotista pero un pésimo docente de tarot.

Un maestro de este arte tendría que saber por qué la sacerdotisa está sentada y no parada, por qué se usan los símbolos de los bastos, las espadas, los oros y las copas. Por qué hay pájaros dibujados en las cartas de los arcanos menores del Rider y por qué, y por qué y por qué... Y además te tiene que ayudar a llenar de vida las interpretaciones, ¿O me van a decir que al dueño de un hipermercado que se tira las cartas preguntando por un socio deshonesto le vas a decir sobre “los dones de la sacerdotisa y el arquetipo de la madre” porque te deja las cartas de sombrero. Ni hablar si querés hablar de los sefirots y la Golden Down con una mujer que cree que el marido la engaña.

El asesoramiento, la comprensión, la cercanía y la palabra hablada que te puede brindar un maestro no se puede comparar nunca con un libro. Por más que sea un libro brillante, y escrito por un maestro. No todos los maestros son buenos, y no es garantía de éxito tener un buen maestro (yo puedo ser un pésimo alumno), pero difícilmente un alumno bueno con un maestro bueno tenga el nivel de confusión y dudas que tiene un aprendiz autodidacta.

Creo que es ingenuamente soberbio ser su propio maestro en una disciplina tan compleja y misteriosa como el tarot y conformarse con eso.

Nicolás Rosas